COLEGIO OFICIAL DE INGENIEROS DE MINAS DEL NORDESTE

Resultados del 2º Concurso de Relatos Cortos 2020/21 “La Minería Sostenible en tu vida”


Relato ganador del primer premio, por María Fernández Álvarez

"La Minería, PASADO PRESENTE PERO SOBRE TODO FUTURO"


Como cada miércoles a última hora, la profesora de biología y geología hizo su entrada en el aula. Llegados casi al final de la mañana, las horas de calma y silencio ya hacía rato que se habían agotado, por lo que durante los primeros minutos intentó hacerse escuchar.

Cuando por fin consiguió que nos callásemos, anunció:

- En vista de las ganas de hablar que tenéis, hoy vamos a trabajar a través de un debate. – el silencio acallaba un par de “bien” que se escucharon desde el fondo

de la clase-. Un debate sobre la minería y su compatibilidad con el medio ambiente. ¿Qué os parece?

Minería!!! ¿Había dicho “minería”? Llevaba todo el curso esperando tocar ese tema porque lo sentía como mío. Al fin y al cabo, lo llevaba en la sangre: el abuelo Paco había sido minero, mi padre trabajó en la mina hasta que nos vinimos a vivir a Cambrils y ¡mi abuela había sido en su día, la primera minera de interior del país en las minas de carbón! Consciente de que ninguno de mis compañeros era conocedor de ello, decidí esperar a ver como se desarrollaba el debate para intervenir en su momento. Prestaba atención a todo lo que se decía. Y aunque de una forma un tanto desordenada, la mayoría de los argumentos iban desdibujando la sonrisa que se me había quedado cuando la profe propuso el tema del debate.

Todas las aportaciones giraban alrededor de que la minería no era sostenible y que dañaba mucho el medio ambiente. Incluso llegué a escuchar que se deberían cerrar todas las minas si queríamos conseguir un futuro sostenible.

Cierto es que identificar la minería como algo “sucio” casi podríamos decir que estaba de moda, pero somos niños, deberíamos de estar aprendiendo, cuestionando, descubriendo, y aquello parecía repetir “titulares” a cuál más populista y efectista. Toda la clase parecía experta en humos, en tala de árboles, en vertederos e incluso

explotación infantil en países sub-desarrollados. Hubo un momento en que me aislé, me sentía abrumada, quizás más por la seguridad con que expresaban sus justificaciones que por el “fondo” de los mismas, ya que tenía claro que disponía de argumentos para rebatirles. Lo cierto es que mi mente se sumió en una burbuja de progreso, tecnología, riqueza, modernidad, esfuerzo, innovación, compromiso, innovación, responsabilidad, etc. en la que tan pronto me veía en la edad de hierro, como a bordo del Perseverance surcando desiertos en Marte, en la que colaboraba en la construcción de pozo de agua en un remoto poblado en África, y segundos más tarde estaba fabricando una placa de silicio para un panel fotovoltaico. Entraba en el ITER en forma de imán o pasaba por el “foto-call” de los Oscar colgada al cuello de hermosas mujeres en forma de diamante. Minaba “bitcoins”, viajaba en un coche autónomo alimentado por hidrógeno verde, o atravesaba los túneles de las Médulas cual la mejor de las atracciones de Port Aventura. Tan intenso y gratificante fue el viaje que sin darme cuenta estaba sonando el timbre. El bullicio a la salida del cole hizo que volviera a la realidad. De camino a casa, me sentía un poco enfadada con mis compañeros de clase. Parecía que todos tenían muy claro que la minería era algo negativo, innecesario, y yo no estaba en absoluto de acuerdo. Durante la comida, comenté lo que había pasado con mis padres. Ambos coincidieron en que no me debería haber enfadado por el resultado del debate, y mucho menos con mis amigos. Que lo que tenía que hacer era compartir con ellos mi punto de vista, pero no para tratar de convencerlos, simplemente para darles a conocer otro punto de vista que les hiciera reflexionar.

Me pasé toda la cena dándole vueltas a lo que les iba a contar al día siguiente, a cómo se lo tomarían. Se me ocurrió una idea para no entorpecer demasiado la marcha de día siguiente en el cole y decidí llevarla a cabo. Durante toda la noche estuve investigando sobre la minería para complementar la

información de la que ya disponía. Preparé mi intervención para el día siguiente. Mi

intención era adelantar media hora mi llegada al cole, y prepararles una sorpresa a mis compañeros.

A la mañana siguiente no hizo falta que sonara el despertador, mi noche fue un ininterrumpido periodo de despertarse-dormirse continuo. Y a pesar de haber descansado poco, me levante con la energía renovada. Llegué 15 minutos antes de la hora habitual. Prepare todo y cuando mis compañeros entraron en el aula, un mensaje les estaba esperando en la pizarra que les decía.......


Carbón corre por mis venas

por herencia y tradición

de justicia esta defensa

que sale del corazón.

Somos niños, no altavoces,

madurando el intelecto

cuestionar afirmaciones

nuestro sino por defecto.

Como contar nuestra historia

sin un actor tan potente

como vislumbrar futuro

de una forma diferente.

Contribución silenciosa

más riqueza que traía

aportación provechosa

al progreso día a día.

Y en la cumbre de valores

el esfuerzo es lo que prima

en la vida sin temores

la minería bien lo estima.


Oro, plata, quizás agua,

tierra, fuego, quizás viento

no hay secreto en las enaguas

solo trabajo y talento.

Que el famoso “medio ambiente”

no sólo sea titular

pues ya es más que evidente

lo debemos preservar.

Y si alguien es pionero

en cuidar del medio ambiente

los proyectos del minero

ya lo tienen muy presente.

Para no más alargar

este juicio sin defensa

no puedo dejar pasar

sin darles su recompensa.

Vida larga a esos mineros

que el olvido no destierra

más merecen ser nombrados

cirujanos de la tierra.